jueves, 22 de junio de 2023

LA(S) LEYENDA(S) DE LA "LA MANITA"

Foto: Juan Carlos Rangel


Caminar por el Centro Histórico es siempre una aventura a recordar la historia y las leyendas de la capital de nuestro país. Es como subirse a una máquina del tiempo y poder recorrer días, decenas, centenas y hasta miles de años hacia el pasado. En esta ocasión los invito a un lugar muy singular. Vamos a partir del costado sur de la Suprema Corte de Justicia (calle de José Ma. Pino Suárez y Venustiano Carranza), para de ahí caminar hacia el oriente, por la calle de Venustiano Carranza. Al llegar a la Plaza del Estudiante (también conocida como la plaza de Alonso García Bravo, quien realizó el trazo primitivo de la Ciudad de México), veremos frente a nosotros el edificio (en la foto) en el que se encuentra, bajo la hornacina, la escultura de una mano clavada que, debido al nombre de una antigua fábrica de chocolates, fue bautizada como "La Manita". 

Y esta misteriosa y extraña escultura puede explicarse a través de dos leyendas. Veamos cada una.

Primera. H Durante muchos años, La Casa de la Manita estaba habitada por una pareja de comerciantes . Se cuenta que la esposa tenía un amante y que, para complacerlo, sustraía parte del dinero del negocio de su esposo,  para complacer a su enamorado . Finalmente se enteró del engaño de su mujer y que, para escarmentarla, le corto una mano. Posteriormente, la  hizo esculpir en piedra en la fachada , para que la mujer nunca olvidara su traición  

Segundo. La versiónmás difundidadice que un grupo de ladrones se aventuró a  robar las joyas sagradas del convento de los frailes mercedarios, el cual estaba justo enfrente del edificio en cuestión. Según se dice, uno de ellos comenzó a derrochar el dinero que ganó, llamando la atención de las autoridades. Después de un tiempo no muy largo, lo atraparon y lo enjuiciaron. Antes de ejecutarlo, le cortaron la mano y la clavaron en un muro aledaño al templo. Con el tiempo, la carne se secó y se descompuso, por lo que la sustituyeron por una mano de bronce. Sin embargo, esta fue robada, asi que el dueno de La Casa de la Manita de La Merced  tuvo que inmortalizar el hecho en  la fachada  de su inmueble.

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viernes, 16 de junio de 2023

🔥Rumba Caliente en el 35 aniversario del Mercado Paulino Navarro🌞


Este video conmemora el 35 Aniversario del Mercado Paulino Navarro en la colonia del mismo nombre. Se encuentra en la esquina de la Calzada de la Viga y Xavier Villaurrutia, en el Barrio de Tultenco.

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sábado, 11 de marzo de 2023

Librería Antigua Madero: Un legado vivo / Carlos Martínez García


 Fotografía de Juan Carlos Rangel (9/04/2012)

Convirtió el espacio en uno de intercambio de conocimiento y amor por los libros antiguos. Así lo comunicó el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura al informar acerca del fallecimiento, el 8 de marzo de 2021, de Enrique Fuentes Castilla, propietario y director de la Librería Antigua Madero. 


El de don Enrique fue un bello proyecto de vida con profundas repercusiones culturales. Desde que adquirió la librería, en 1989, paulatinamente la transformó en lugar para adquirir obras antiguas, sobre todo de historia mexicana. Al fallecer, el rico y especializado catálogo de la Librería Antigua Madero podría haber sido adquirido por alguna biblioteca estadunidense, tal vez la Nettie Lee Benson (Universidad de Texas en Austin), y así perder el país joyas bibliográficas, como tantas otras que por distintas vías han ido a engrosar el acervo de poderosas universidades extranjeras. En el caso de la Madero no fue así, por lo que debemos congratularnos.


En una pequeña nota de Fabiola Palapa Quijas, La Jornada dio una gran noticia: Tras la firma de un convenio con la familia de Enrique Fuentes Castilla (1939-2021), quien fue director de la mítica Librería Antigua Madero, la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ) recibirá el acervo de ese faro de conocimiento y saber, así como sus muebles, para crear el Fondo Librería Madero-Don Enrique Fuentes. Los libros y mobiliario tendrán un lugar especial en la biblioteca de la UCSJ, la cual será remodelada para dar cabida al fondo que dejó don Enrique.


La Antigua Madero estuvo bajo la dirección de Fuentes Castilla por 32 años. Él agregó al nombre lo de antigua, porque al trasladarla del sitio donde fue abierta en 1939 quiso que hubiese continuidad con la librería original. La Librería Madero abrió sus puertas en el número 12 de la transitada calle de la que tomó el nombre, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, el año en que nació don Enrique. Los primeros propietarios fueron Tomás Expresate, Enrique Naval y Ana María Cama, la hija de don Tomás, Neus, junto con Vicente Rojo y José Azorín fundaron Ediciones ERA en 1960, cuyo nombre se formó con la primera letra del apellido de los tres mencionados. 


La Librería Madero debió ser trasladada por el alto costo de sostenerla en la bulliciosa calle, la más transitada peatonalmente de América Latina, y su nuevo lugar, la Casa de la Acequia, situada en la esquina de Isabel la Católica y San Jerónimo, enfrente de la plaza de Regina, lo describió Ángeles González Gamio: “La hermosa casona del siglo XVII tiene rica historia que inició desde la época prehispánica, en que eran un par de torreones de vigilancia de una de las principales acequias de Tenochtitlan […] Para mediados del siglo XX la casona se había convertido en una vecindad de rentas congeladas. Fue en los años 80 del siglo pasado cuando la adquirió un devoto del Centro Histórico, quien la restauró magníficamente y la dio en comodato al Ateneo Español […] Ahora una parte la ocupa la que actualmente lleva el nombre de Antigua Madero Librería. Al cruzar el umbral se traslada uno al siglo XVIII con sus techos altos, envigados y bellos libreros de caoba y cedro blanco de Chiapas” (https://www.jornada.com.mx/2012/11/11/opinion/030a1cap).


En 2012 Caja de Cerillos Ediciones, proyecto encabezado por Andrea Fuentes Silva (hija de don Enrique), publicó un hermoso libro, Antigua Madero Librería: El arte de un oficio, en el que colaboraron varios escritores con palabras de reconocimiento y encomio a la denodada labor de Fuentes Castilla. Él era, rememora Adolfo Castañón, un buen librero, y como tal, “capaz de poner en acción sus redes de pescador avezado para atraer la presa codiciada por el comprador leyente. El librero es como un pescador que vive y sueña de cara al mar de los libros: muy temprano ha de levantarse y madrugar como un campesino para llegar a buena hora a esos mercados de cosas usadas que se instalan en algunos puntos de la ciudad o para alcanzar los basureros a donde van a dar libros y papeles […] Su saber y su eficacia, su buen humor e ingenio le han espolvoreado un poco de felicidad y ajonjolí al cotidiano plato de nuestras anónimas lentejas, es decir al libro nuestro de cada día”.


La librería que amorosamente cultivó don Enrique no se irá del todo. Es verdad que debió cerrar puertas, y con ello hacer más difícil la obtención de quienes buscan libros antiguos sobre temas mexicanos. Pero algo queda, el remanente bibliográfico heredado por él venturosamente ya es reguardado, y esperamos que pronto exhibido, en la Universidad del Claustro de Sor Juana, muy cerca de donde estuvo la Antigua Madero. Así no se perderá, como sí aconteció con otras dos librerías icónicas, la Zaplana, en San Juan de Letrán 41, y la de Cristal (también conocida como la Pérgola, a un costado del Palacio de Bellas Artes). El de don Enrique es, felizmente, un legado vivo y palpitante, muchas gracias.


* * *


La foto de Don Enrique fue tomada el 9 de abril de 2012, día en que abrió sus puertas la Librería Antigua Madero en el nuevo local de Isabel La Católica y San Jerónimo. El propio Enrique Fuentes nos comentó que desde que la calle Madero se había convertido en peatonal, le habían aumentado la renta en 125 mil pesos mensuales, algo imposible de pagar para un negocio de libros. En el artículo no se menciona quién fue el "devoto del Centro Histórico" que adquirió el inmueble, pero es muy posible que haya sido el magnate Carlos Slim. 


En este artículo y en el de Ángeles González Gamio titulado "Antigua Madero Librería", también publicado en este blog, escriben erróneamente el apellido del fundador de la Librería Madero, Don Tomás Espresate, y el de su hija, Neus Espresate, quien junto a Vicente Rojo y José Hernández Azorín fundaría Ediciones ERA (formada por las iniciales de los apellidos de Espresate, Rojo y Azorín). Para mayor información dejo este enlace: 


https://negritasycursivas.wordpress.com/tag/tomas-espresate/

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viernes, 10 de marzo de 2023

Antigua Madero Librería / Ángeles González Gamio

 


Ya hemos hablado de la distinción de la calle de Madero que data del siglo XVI, en que se establecieron en ella los mejores orfebres de la plata, lo que la bautizó como Plateros. Éste fue el sitio seleccionado por Tomás Expresate para fundar en 1939 la Librería Madero. Al proyecto se unieron Enrique Naval y Ana María Cama. Con altas y bajas y una restructuración en 1951, la librería sobrevivió hasta el año de 1989 en que la adquirió un entusiasta joven norteño, Enrique Fuentes Castilla, cuya única relación con los libros era el amor a la lectura desde la infancia. Su sensibilidad y talento lo llevaron a fincar relaciones con gente del medio de los libros hasta tener en familia, escritora, editora e investigadora.


En estos 23 años ha logrado consolidar a la Librería Madero como la más prestigiada en lo relacionado a libros antiguos, fuera de circulación, obras especializadas, sin dejar de ofrecer novedades. Los temas en que se cifra el acervo son arte, arqueología, antropología, historia, algo de música, y gastronomía, básicamente sobre México.


Gran conversador, Enrique Fuentes ha logrado en este cuarto de siglo traer a la vida una reminiscencia de las tertulias que solía haber en las viejas librerías, en que por las tardes acudían bibliófilos, escritores, poetas, historiadores y amantes de la letra escrita, simplemente a platicar de libros.


El bullicio actual de Madero que desde que se hizo peatonal es paseo turístico de miles de personas y el incremento en la renta, llevaron al dueño a buscar otro espacio en las cercanías. El sitio no podía ser mejor: la Casa de la Acequia, situada en la esquina de Isabel la Católica y San Jerónimo, enfrente de la plaza de Regina.


La hermosa casona del siglo XVII tiene rica historia que inició desde la época prehispánica, en que eran un par de torreones de vigilancia de una de las principales acequias de Tenochtitlan. Los vestigios de la misma permanecen cuidadosamente cubiertos debajo del piso del comedor. Tras la conquista estos torreones fueron la base de una sencilla construcción, que fue creciendo al paso de los siglos. Se le edificó un segundo piso para su uso como residencia y en el siglo XVIII se le hizo otra ampliación para que fuera la sede de un beaterio. Para mediados del siglo XX la casona se había convertido en una vecindad de rentas congeladas. Fue en los años 80 del siglo pasado cuando la adquirió un devoto del Centro Histórico, quien la restauró magníficamente y la dio en comodato al Ateneo Español. La noble institución que crearon los republicanos españoles que buscaron asilo en México la ocupó por más de 20 años. Hace alrededor de tres años se trasladaron a una nueva sede ya de su propiedad.


Ahora una parte la ocupa la que actualmente lleva el nombre de Antigua Madero Librería. Al cruzar el umbral se traslada uno al siglo XVIII con sus techos altos, envigados y bellos libreros de caoba y cedro blanco de Chiapas. Varios pertenecieron a la botica que fundaron en 1903 los hermanos Sanborns y otros eran del Ateneo Español y habían pertenecido a la Editorial Zéneca, creada por varios republicanos del exilio. En este cálido espacio Enrique Fuentes auxiliado por Raúl, Juan y Luciano, le acogen en ese mundo prodigioso que brindan los libros de calidad.


A raíz del cambio de sede, Ediciones La Caja de Cerillos ha publicado una joya editorial, con ensayos de personajes del mundo de las letras, del propio Fuentes, testimonios y fotografías. Es la biografía del espacio de conocimiento, belleza y sabiduría que constituye la Antigua Madero Librería, un auténtico oasis capitalino.


A la vuelta, en San Jerónimo 24, está el Zéfiro, restaurante-escuela de la Universidad del Claustro de Sor Juana. El bello espacio neoclásico fue la celda conventual de la marquesa de Selva Nevada y es obra de Manuel Tolsá.


Los martes aparece en la carta un platillo regional muy especial, que dura un mes y diario le ofrecen un sabroso menú de cuatro tiempos.

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lunes, 4 de julio de 2022

La Ciudad de México en el Tiempo: Tlalpan/San Antonio Abad

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miércoles, 6 de octubre de 2021

La Victoria y La Derrota

Estas palabras opuestas o antónimos, dan lugar a una nueva entrada en este blog. Y más allá de cuestiones lingüísticas, La Victoria hace referencia a la fábrica de hilados y tejidos de lana que estuvo en la esquina de las calles de La Viga y Taller, donde hoy día está la Bodega Aurrerá. Y La Derrota, por su parte, fue una cantina que se ubicó en contra esquina de la primera. Veamos el siguiente mapa para ubicarnos: 


Ubicación de la fábrica La Victoria (al centro) en 1901. San Antonio Abad al noroeste. Memoria de Hacienda y Crédito Público correspondiente al año económico de primero de julio de 1900 a 30 de junio de 1901, presentada por el Secretario de Hacienda al Congreso de la Unión, México, Tipografía de la Oficina Impresora de Estampillas, Palacio Nacional, 1902, pp. 306-309.


No podemos seguir adelante sin antes dar el crédito correspondiente a José Gustavo Becerril Montero, de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH, autor del texto La Fábrica de hilados y tejidos de lana La Victoriapublicado en el Boletín de Monumentos Históricos, tercera época, núm. 25, mayo-agosto de 2012. La mayoría de las referencias, imágenes y mapas provienen de este texto.

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viernes, 23 de octubre de 2020

Doña Isabel de Moctezuma: "Madre real del mestizaje"


La princesa Ichcaxóchitl Tecuichpo era la hija mayor y predilecta del noveno emperador mexica, Moctezuma Xocoyotzin, quien gobernó de 1502 1520, y de Tayhualcan, o Tecalco, hija de Totoquíhuatl, rey de Tlacopan (Tacuba). Su nombre nahua Tecuichpotzin viene de teuctli (señor, gobernante) e ichpochtli (doncella, virgen). A veces se le agrega el sufijo reverencial -tzin, Tecuichpo significa, pues, hija del señor, princesa, lo cual parece más un título que un nombre. Su nombre Ichcaxóchitl viene de ichcatl (algodón) y xochitl (flor: flor de algodón). El significado no cambia mucho escribiendo Iztaxóchitl; izlac es blanco, lo cual se traduce como flor blanca. También se le conoce como Miahuaxóchitl: flor de caña de maíz.





El párrafo introductorio es de Rodrígo Martínez y está publicado en la Revista de la Universidad de México

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La Colección: “Memorias del Barrio de Tultenco” está planeada para la publicación de fascículos temáticos en los que se abordarán:
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• El patrimonio edificado;
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Colección Memorias: Fascículo 2

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